DE MAMARRACHOS Y PROFANADORES DE TUMBAS

Con total premeditación he dejado que se disolviera el río de tinta que nos ha inundado sobre el esperpento de los espectáculos de las campanadas que despidieron el viejo 24 saludando al nuevo 25.  Y lo he hecho en la conciencia de que no debemos dejar que algunas cosas caigan en el olvido o pericliten simplemente con el tiempo.

 Entiendo que la Sra. Pedroche cuya única función en la vida, que ya es decir, sea tan solo lo que viste o desnuda ante la pantalla ese día, así como las estupideces que llega a decir, pero me preocupa más la mamarrachada de colosales dimensiones físicas y mentales a las que se ha avenido el angelote de RTVE insultando públicamente al cristianismo y a la religión de centenares de millones de personas en el mundo.  No hay que insultarla pues ella misma es un insulto al género humano que además ha obedecido órdenes de la cadena pública de televisión en cuyo timón se hallan los verdaderos anormales culpables.

¿Esperaba alguien algo más de Mikimoto y los demás de la banda?

¿Se imaginan qué hubiera podido pasar en el Consejo de RTVE si la estampita hubiera sido de Bin Laden vestido de Mickey Mouse con los islamistas entrando ametralladora en mano por delante?

En cualquier caso, lo que me sorprende es que la gente siga poniendo la telebasura para tragarse semejante bochorno de ínfimo coeficiente en materia de comunicación y es que lamentablemente ese es el índice de los valores de la ciudadanía que entre todos hemos conseguido tener en España.

Cabizbajos tenemos que reconocer que la banda de arribistas analfabetos que ostenta el poder político hoy ha ganado la partida pues han conseguido aborregar a la gente para que no piense y tan solo disfrute más que con mamarrachadas mientras abandona la excelencia del pensamiento, la opinión, la igualdad entre españoles y aquél concepto básico y necesario para la vida en común como es la libertad.

Atrás ya las payasadas del reveillón de fin de año ya nos están atacando con la siguiente perversión de la historia para seguir anestesiando a la gente con la doctrina del pensamiento dirigido. Si tenemos que seguir aceptando que se resuciten las dos Españas, la guerra civil del 36 y la dictadura para regocijo del equipo de demolición de la nación, tendremos que asumir también nuestra colaboración al no impedirlo de forma contundente.

Aceptando que se lleve a la nada absoluta nuestra impecable transición democrática, la convivencia y perdón universal que fue la Constitución del 78 y la restauración de la monarquía parlamentaria, los españoles vamos a reabrir heridas ya cicatrizadas y volveremos a sangrar en forma de odio, división, rencores y venganzas que habíamos conseguido enterrar de nuestra historia reciente.

Poca gente sabía ya en España quién fue Franco y ahora la tropa de asalta caminos que nos gobierna necesita su muerta figura desde hace cincuenta años para hacer de bisturí y reabrir la crueldad y la sangre, creando todo un circo mediático con el que envenenar a la opinión pública celebrando una muerte y olvidando la celebración de la vida.

Cuando un país necesita celebrar los dramas de la historia, la muerte, la guerra y la división social en lugar de conmemorar nuestros éxitos de haber conseguido una democracia plena por cauces pacíficos, una convivencia y progreso insospechados los últimos cincuenta años, amparado todo ello en una Constitución, una Corona y una estructura política ejemplar, es un claro indicador de la cultura de lo falso, la mentira y la manipulación de la ciudadanía.

Ya sacamos a Franco de su tumba y es inconcebible que ahora esa banda lo quiera, o lo necesite resucitar. Para mí incomprensible en cualquier mente normal.

Estoy dispuesto a asumir la presencia de mamarrachos y payasos pues los hay por doquier, pero jamás asumiré que se abran las heridas de la historia resucitando capítulos que deberían permanecer en el olvido como aquellos acontecimientos que no debemos permitir que se repitan.  Como español en eso quisiera confiar.

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